El nuevo bombardero invisible al radar de los Estados Unidos está finalizado. El primero de seis B-21 Raiders de prueba ha salido de la fábrica y está ahora en un hangar de la base de la fuerza aérea Edwards, en Palmdale, California. Son el anticipo de una flota de 100 aeronaves destinadas a ser la principal fuerza de ataque estratégico de la superpotencia nuclear.
El primer B-21 completo entra ahora en una fase final de calibración y pruebas en tierra que culminará, si todo sale según lo programado, en su primer vuelo en septiembre de este año. Quizás demasiado tarde para la Tercera Guerra Mundial, apuntarán los cínicos. Como dijo Randall Walden — director de la oficina de capacidades rápidas del ejército del aire norteamericano — durante un reciente simposio sobre guerra aérea en Florida: “Hemos sacado el primero [de la fábrica]. Tiene tren de aterrizaje. … Tiene sus ruedas. … Tiene sus alas. Realmente parece un bombardero».
Los Raiders — nombrados así en honor de los Doolittle Raiders, el mote de los participantes del primer ataque aéreo sobre suelo japonés el 18 de abril de 1942 — son la versión 2.0 de los B-2 Spirit, el famoso bombardero estratégico invisible al radar que entró en servicio en 1997 y costó 2.200 millones de dólares por unidad contando el coste del desarrollo. Sólo se construyeron 21 unidades de los que sólo quedan 16 en servicio.
Seis B-21 de prueba están ahora en construcción en las instalaciones de Northrop Grumman cercanas a la base de Edwards pero, según Defense News, el Pentágono tiene programado comprar 100 de estos aviones para sustituir a toda su flota de bombarderos estratégicos. El coste total del programa, incluyendo su operación, está estimado en 203.000 millones de dólares hasta la década de 2050.
Hasta que el B-21 entre en servicio, el B-2 — con sus 11.000 kilómetros de autonomía y envergadura de 52 metros — seguirá siendo la gran bestia de la fuerza aérea estadounidense. Los Spirit debutaron en la guerra de Kosovo, donde destruyeron el 33% de todos los blancos terrestres eliminados durante las primeras ocho semanas de intervención de la OTAN para parar la carnicería serbia.También participaron en Afganistán en los meses posteriores al ataque terrorista del 9 de septiembre y en la segunda guerra de Iraq. Tanto el B-2 como el B-21 están fabricados por el contratista de defensa Northrop Grumman.
Anunciado el año pasado, el B-21 tiene un diseño mejorado en el que se han utilizado nuevas técnicas y materiales desarrollados a partir de la experiencia con el B-2. En teoría, esto lo hará mucho más barato no sólo en su construcción sino durante toda su vida operativa. Según Tom Jones, presidente de Sistemas Aeronáuticos de Northrop Grumman, estos aviones, es en estas pruebas finales cuando se demostrará aún más que el nuevo diseño es el adecuado.
Estados Unidos sigue a la cabeza en bombarderos nucleares
Lo que sigue, dicen sus responsables, es arrancar los motores, probar la hidráulica y realizar pruebas de taxi de velocidad lenta y alta. Después vendrá el primer vuelo en septiembre, pero todavía no hay fecha fija para su entrada en servicio, aunque tanto la compañía como la USAF se muestran muy satisfechas con el desarrollo del programa y parece que avanza con mayor rapidez que su antecesor.
Ni China ni Rusia tienen nada que se parezca ni al B-2 ni al B-21. De hecho, sus respuestas a los aviones de combate furtivos de los Estados Unidos — los F-22 Raptor y F-34 Lightning II — todavía no están operativos. En teoría, la capacidad del B-2 y el B-21 les permitirían volar hasta Pekín o Moscú sin ser detectados por el rádar para bombardear con armas nucleares. O acercarse lo suficiente para lanzar misiles de crucero que, aunque no fueran hipersónicos, no podrían ser interceptados por las defensas rusas y chinas.
Los chinos, sin embargo, afirman tener un “radar cuántico” capaz de detectar los aviones invisibles norteamericanos. No sabemos si dicen la verdad o no pero, si alguna vez nos enteramos, probablemente no nos dará tiempo a publicar nada sobre el tema porque la Tercera Guerra Mundial habrá comenzado.