La leyenda del Centro Deportivo recordó su exitosa carrera por el fútbol nacional y confesó que le gustaba más jugar que cobrar
En el marco del Día de la Tradición, el programa «Última Parada» recibió a uno de los jugadores más talentosos que dio el fútbol de Rivadavia: Ariel Moyano, quien desgranó anécdotas de una época dorada donde el Centro Deportivo era una potencia del fútbol mendocino.
Moyano, reconocido por su exquisita técnica y visión de juego, comenzó su carrera casi por casualidad. «No hice inferiores, lo saqué de los potreros jugando con gente más grande», confesó el volante central que marcó época en clubes como San Martín de San Juan, Godoy Cruz e Independiente Rivadavia.
De central a cinco: el cambio que definió su carrera
La transformación de Moyano fue obra de Alberto Garro en la selección juvenil de Mendoza. «Yo jugaba de diez en Rivadavia, no marcaba ni corría, me decían ‘el exquisito'», recordó entre risas. «Alberto me puso de cinco y me dijo: ‘vos cuando te la ven distribuís bien, nada más’. Parece que no se equivocó porque terminé toda la carrera jugando de volante central».
Su debut en primera del Centro Deportivo llegó a los 15 años de la mano de Leopoldo Luque. «Me llama y me dice: ‘si el domingo te toca jugar, ¿no vas a tener miedo?’. Le dije que no, porque era medio cara dura», relató. Ese domingo empató 1-1 con Talleres de Mendoza y convirtió el gol. «Después me mandaron otra vez a reserva, eran treinta y cinco jugadores de primera. Era dificilísimo para un chico llegar a jugar».
La época dorada del fútbol mendocino
Moyano describió una era donde las canchas estaban llenas y la competencia era feroz. «Salías campeón de la Liga Mendocina e ibas a un torneo del interior, después a la B Nacional. Las canchas estaban llenas todos los partidos», rememoró con nostalgia.
«El fútbol de hoy lamentablemente lo hacen más para los grandes de Mendoza que para todos. Los campeonatos del Torneo Federal A, B y el amateur mataron el fútbol local, me parece a mí, porque no va nadie a la cancha», analizó el ex futbolista sobre la actualidad.
San Juan: su gran salto
Teodoro Fernández lo llevó a San Martín de San Juan en 1990, donde vivió momentos inolvidables. «Perdimos la semifinal con San Miguel de Buenos Aires en el ’91, me volví a ir a finales del ’92 y me quedé hasta el ’98», detalló. En 1995 lograron el ascenso al Nacional B tras vencer 3-2 en la cancha de San Martín bajo la dirección técnica de Pablo Comelles.
Una anécdota particular involucra a Jorge Payero, compañero que fue con él a San Juan. «Era un gran jugador pero era un pibe humilde que no había salido nunca de Rivadavia. Vivíamos juntos y me extrañó mucho, tomó la decisión de volverse. Los hinchas me decían: ‘decile a tu amigo que vuelva’, pero él era muy chico, veinte años, vivía en Phillips y de golpe irse a San Juan era mucho», explicó comprensivo.
Humberto Grondona y el paso por Godoy Cruz
En 1998, Humberto Grondona lo fichó para Godoy Cruz. «Humbertito nos insultaban a donde íbamos, es un personaje», recordó divertido. «Él hacía un programa de radio y me invitó, terminé haciendo el programa con él. Un tipazo».
Grondona incluso visitó Rivadavia buscando talentos. «Me pregunta: ‘¿de dónde sos, sanjuanino?’. Le digo: ‘no, de Mendoza, de Rivadavia’. ‘¿Hay buenos jugadores?’ ‘Sí’, le digo. Y vino para acá», contó sobre la llegada del histórico dirigente al departamento.
Independiente y el ascenso al Nacional B
Con Pablo Comelles como técnico, Moyano llegó a Independiente Rivadavia donde compartió plantel con figuras como Claudio «Turco» García. «Viene un tipo grande, ya consagrado de la selección argentina, primera A, y vos pensabas: ‘este viene a los últimos años a robar’. Pero no, entrenaba a la par, en los partidos se mataba, era un capo, un loco lindo», elogió.
«Era más dura que la A la B Nacional. Pegábamos y nos pegaban. Íbamos a cualquier lado y nos querían pegar en todos lados», describió sin filtros la dureza del ascenso argentino de aquellos años.
La filosofía del cancha por sobre todo
Moyano siempre tuvo claro dónde estaba la prioridad. Al llegar a Alianza de San Juan, lo primero que preguntó al presidente fue por el estado de la cancha. «Me dice: ‘ya empezaste con la cancha’. Le digo: ‘escúcheme doctor, ¿dónde voy a jugar yo? Si usted me tiene el camarín pintadito, ¿voy a ir a jugar al camarín? Por mí que esté despintado, yo quiero que la cancha esté pareja porque me van a insultar a mí si hago un pase mal'».
Un estilo propio y referencias de lujo
Comparado con jugadores de perfil técnico que sabían «raspar», Moyano se inspiró en Fernando Redondo. «Los chicos que no lo vieron jugar, pongan YouTube y busquen Fernando Redondo. Raspaba, jugaba, era un capo. Si no fuera por los problemas con Passarella, hubiera sido el cinco de la selección. Era un monstruo».
Su juego se caracterizaba por la distribución precisa y la visión panorámica. «Tenía una gran visión de juego, ya sabía dónde estaba uno parado para tirarle el primer pase. Tenía algunas virtudes muy buenas y, bueno, defectos también: no cabeceaba bien, no le pegaba fuerte, era todo pases cortos o algún cambio de frente al pie, pero muy rara vez le pegaba al arco», se autodefinió con honestidad.
El último baile en Desamparados
Su última etapa como futbolista fue en Desamparados de San Juan, donde a los 36 años fue líder de un equipo juvenil. «Pensé que con tu edad ibas a venir a… pero salimos campeones del Argentino B», le dijo un compañero. «El primer día de pretemporada fueron diez kilómetros. Le digo al profe: ‘vos me querés matar, hace cuatro meses que no hago nada’. Pero lo hice, mejoré y arrancamos».
Con Gustavo Dilo como técnico, ascendieron al Argentino A y estuvieron cerca de llegar a la B Nacional, perdiendo la final con Atenas de Río Cuarto. «Todos los pibes me seguían a mí, les hablaba y me escuchaban. Les decía que tenían que cuidarse fuera de la cancha también, porque si el domingo no ganabas y te veían tomando una Coca, iban a decir que estabas tomando vino».
Pasión antes que dinero
Una de las confesiones más llamativas fue su relación con lo económico. «A mí me gustaba jugar al fútbol, por ahí la plata no me importaba. Quería jugar al fútbol. Creo que fue un error de no haber hecho más plata, porque tenía deuda en los clubes siempre. Pero me gustaba jugar», reconoció.
«Nunca tuve problemas con dirigentes. De donde me estuve, me fui bien con todos», aseguró el mediocampista que priorizó su pasión por sobre los contratos millonarios.
Técnico en Argentino de Los Campamentos
Actualmente, Moyano dirige a Argentino de Los Campamentos junto a Pablito Molina y el profe Cote Ortega. «Recién el viernes ganamos el primer partido después de seis empates seguidos. Ganamos 3-2 y esperemos que sea el inicio para seguir ganando», comentó esperanzado.
Su filosofía como técnico refleja su ADN como jugador: «A mí me gusta que jueguen al fútbol. En la liga son pocos los que juegan, es mucho pegarle para arriba. Yo intento que jueguen, pero bueno, a veces la cancha te hace ser así».
El VAR y el fútbol moderno
Consultado sobre los cambios en el fútbol actual, Moyano dio su opinión sobre el VAR. «Por ahí es positivo y por ahí negativo. Me gusta porque se desvirtúa un poco en el fútbol argentino. En Europa es rápido, acá están media hora. Los jugadores están arriba del árbitro protestando».
También cuestionó ciertos criterios: «Hay cosas que no se tienen que cobrar, como un pelo offside o la mano si no haces gol con ella. Si vos con la mano no haces gol, no vale. Esa parte sí desvirtúa el juego», opinó.
Reflexión sobre las inferiores y el fútbol actual
Moyano fue crítico con la mentalidad actual de jugadores y padres. «Les digo a los chicos: ustedes están viviendo cosas que en nuestra época no se vivían. Nosotros no nos cambiábamos en los entrenamientos, mirábamos el camarín. Hoy se enojan si no los ponen o viene el padre preguntando por qué no juega su hijo. Es un problema», reflexionó.
«Los padres no se metían. Mi viejo iba a la cancha, pero mi mamá no sé si sabía si yo jugaba bien o mal. Hoy es todo al revés», comparó sobre la diferencia generacional.
Un líder que hubiese querido tener adelante
Al definirse a sí mismo, Moyano fue contundente: «Creo que soy un líder positivo. No soy fácil, pero entiendo muchas cosas que cuando era más joven no entendía. Me hubiese gustado tener un Ariel Moyano enfrente que me dijera las cosas que yo les decía a los chicos, que me alentara, porque para mí la amistad era más importante que lo económico».
Ariel Moyano cerró la entrevista con una certeza: el fútbol le dio amigos, enseñanzas de vida, viajes, concentraciones y, sobre todo, la posibilidad de hacer lo que más amaba. «Me gustó todo lo que alcancé a hacer en el fútbol. No sé si lo hice bien o mal, pero me gustó», sentenció la leyenda rivadaviense que sigue vinculada al deporte que lo vio nacer en los potreros del barrio.
La entrevista completa se puede escuchar en «Última Parada», que se emite por FM 95 Ciudad, donde vive tu música y el deporte.









































