El fútbol argentino tiene todo claro hasta mediados de mayo. Después, posará su mirada sobre Rusia y la suerte del seleccionado argentino que jugará el Mundial. Lo que ocurra cuando baje la adrenalina del máximo torneo internacional todavía es una incógnita. La Superliga sabe que tiene que adaptarse al calendario propuesto por la Confederación Sudamericana y jugar su torneo entre febrero y diciembre. Pero está en una encrucijada: desde agosto tendrá 26 equipos y estará en plena transición desde que se inició la cuenta regresiva de los 30 a los 22, que se propuso para 2021. El tema a resolver es cómo sale del atasco: ¿Juega un torneo corto entre agosto y diciembre para seguir purgando la cantidad de equipos? ¿Mantiene el largo y posterga la adaptación al calendario internacional? En ese caso, ¿arma dos zonas de 13 equipos y juegan todos contra todos? Aunque aún no hay una decisión tomada, en las oficinas de Puerto Madero donde funciona la Superliga ya piensan en el futuro.

En las reuniones de mesa chica que se realizaron entre los últimos días de enero y principios de febrero quedó claro que algunos dirigentes de la liga quieren hacer el traspaso al formato febrero-diciembre lo más rápido posible. Eso implica jugar un solo torneo de transición entre agosto y diciembre. La pregunta, entonces, es ¿con cuántos ascensos y descensos? La posibilidad de que bajen tres equipos y suba uno -lo que llevaría al libro Guinness al 2018, con siete descensos en total- no está descartada, aunque parece muy difícil de aprobar. «Es imposible que la mesa directiva de la Superliga apruebe eso», cuenta uno de los dirigentes que vota en las reuniones. Ocurre que ese torneo sería el certificado de defunción para los equipos recién ascendidos desde la B Nacional, que dividirán por un solo semestre. Estarían obligados a pelear el título para no regresar enseguida a la segunda categoría.

La semana pasada hubo un planteo puntual: que asciendan dos y bajen dos, con lo cual se haría la transición hacia el nuevo calendario sin disminuir la cantidad de equipos: 2019 comenzaría con los mismos 26 que habrá en primera desde agosto de este año. El tema, otra vez, es quiénes (y cómo) descenderán. Sobre la mesa de negociaciones se barajó la posibilidad de que el torneo de transición cuente por seis meses (es decir, la mitad de un torneo largo) para la tabla que calcula los promedios. Si se implementa habrá que sacar la calculadora y hacer cuentas.

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