El superintendente del Departamento General de Irrigación, Sergio Marinelli, dialogó en Antes de ver el sol sobre el pronóstico de caudales y escurrimiento de los ríos para la temporada 2025–2026, que comenzó el 1º de octubre, y advirtió que Mendoza volverá a atravesar una etapa de escasez hídrica comparable con los años de sequía extrema.
“El pronóstico muestra valores por debajo de lo normal. Luego de dos temporadas buenas, volvemos a un año complicado, con caudales que rondan entre el 58 y el 63 por ciento de un año medio”, explicó Marinelli, quien confirmó que se trata del penúltimo año más seco de la serie histórica reciente.
El funcionario detalló que, solo en el río Mendoza, se espera un escurrimiento de unos 835 hectómetros cúbicos, lo que representa un volumen de agua muy limitado para abastecer tanto el consumo humano como el riego agrícola. “Tenemos un cupo fijo de 250 hectómetros cúbicos para agua potable que debemos cumplir sí o sí. Eso deja apenas unos 500 hectómetros cúbicos disponibles, lo que convierte la situación en una sequía complicada”, precisó.
Marinelli señaló que la demanda hídrica no afecta por igual a todas las cuencas y depende de la cantidad de agua disponible, de las necesidades locales y de la eficiencia en su uso. “Aunque haya agua, si el manejo no es eficiente, igual puede faltar. Por eso insistimos en mejorar la gestión de la demanda y no solo preocuparnos por la oferta”, subrayó.
Desde 2017, Irrigación impulsa políticas para optimizar el uso del recurso hídrico y concientizar sobre la necesidad de un cambio estructural. “Al principio costó que la gente lo entendiera, pero hoy está claro que esto es un problema permanente. El cambio climático marca una tendencia declinante de agua hacia el futuro, con retracción de glaciares y mayores riesgos para el abastecimiento”, advirtió.
El titular del organismo remarcó además que los estudios indican una reducción sostenida de los glaciares cordilleranos y un ascenso de la isoterma cero —el punto donde la nieve se transforma en agua líquida—, lo que implica nuevos desafíos para la potabilización del agua. “Cada vez hay que tener más prevención. No es que nos sorprende la sequía: venimos trabajando desde hace ocho años en la planificación y en el manejo de la demanda”, concluyó Marinelli.