Un potente sismo de 7,7 grados sacudió Myanmar y Tailandia, dejando un saldo trágico: al menos 144 muertos, más de 700 heridos y decenas de desaparecidos. La tierra tembló con furia, derrumbando edificios de todo tipo, desde rascacielos hasta humildes viviendas familiares.
Las escenas de destrucción son impactantes. Equipos de rescate trabajan contrarreloj, iluminados por la tenue luz de las linternas, buscando sobrevivientes entre los escombros. El miedo y la incertidumbre dominan las calles, donde miles de personas pasaron la noche al aire libre por temor a réplicas.
Según afirman, ya son veinte los muertos luego de los derrumbes. También hay decenas de personas extraviadas cuya búsqueda continúa activa entre los escombros.
El impactante derrumbe de un edificio
Un video impactante que circuló en redes sociales muestra una torre en construcción de varias plantas, con una grúa encima, derrumbándose en medio de una nube de polvo, mientras la gente alrededor grita y corre.
Foster Morton, un turista escocés que se encontraba paseando por el los centros comerciales de Bangkok relató: “De repente, todo el edificio empezó a moverse, de inmediato hubo gritos y mucho pánico”.
“Al principio empecé a caminar con calma, pero luego el edificio empezó a moverse de verdad. Muchos gritos, mucho pánico, gente corriendo en sentido contrario por las escaleras mecánicas, mucho golpeteo y cosas que se rompían dentro del centro comercial”, indicó.
Al igual que miles de personas en el centro de Bangkok, Morton procuró refugiarse en el parque Benjasiri, lejos de los altos edificios que lo rodeaban.
El terremoto en Myanmar
En Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar y cercana al epicentro, el terremoto dañó parte del antiguo palacio real y otros edificios, según videos y fotos publicados en la red social Facebook. Si bien la zona es propensa a terremotos, en general está escasamente poblada y la mayoría de las casas son estructuras bajas.
Por otra parte, en la región de Sagaing, al suroeste de Mandalay, se derrumbó un puente de 90 años de antigüedad, y algunos tramos de la carretera que conecta esa región con Yangón, la ciudad más grande, también resultaron dañados.
Los residentes de Yangón salieron corriendo de sus hogares cuando se produjo el terremoto. En la capital, Naipyidó, el terremoto dañó santuarios religiosos, provocando que algunas partes se desprendieran y también afectó a algunas viviendas.
Este terremoto ha puesto a prueba la resistencia y solidaridad de ambos países, que ahora enfrentan la difícil tarea de recuperación.