“NO TODO ES EL FÚTBOL”: LA CONFESIÓN MÁS ÍNTIMA DE JESÚS MÉNDEZ EN EL CIERRE DE AÑO DE “ESTO ES RIVADAVIA”
En el último programa del 2025 de “Esto es Rivadavia”, emitido en vivo por streaming desde la Peatonal de Rivadavia, en el local de Entre Dos Café, el exfutbolista profesional Jesús Méndez protagonizó una charla profunda, honesta y cargada de emociones, donde repasó su historia de vida, su carrera deportiva y las heridas personales que marcaron un antes y un después.
Agradecido por la invitación, Méndez destacó el valor de volver a su lugar y disfrutar de la música y del encuentro con la gente. Nacido en San Martín, en el distrito de Chapanay, recordó una infancia humilde que comenzó allí y continuó en Mundo Nuevo, antes de partir muy joven rumbo a Buenos Aires para sumarse a las inferiores de River Plate, acompañado por su padre.
Sobre esa etapa, explicó que irse tan chico no fue sencillo: la distancia con la familia, la exigencia del fútbol profesional y la pérdida de vivencias propias de la adolescencia fueron parte del camino. Aun así, remarcó el apoyo constante de su padre, quien también había sido futbolista y lo acompañó en cada decisión.
En Rivadavia, Méndez dio sus primeros pasos futbolísticos en una escuelita impulsada por su padre en el club La Central, con la intención de contener a chicos humildes. Luego tuvo pasos por La Libertad y el Centro Deportivo Rivadavia, además de una breve experiencia en San Martín, antes de emigrar definitivamente.
Su debut profesional llegó con la camiseta de River Plate, en Rafaela, bajo la conducción técnica de Leonardo Astrada. Méndez valoró especialmente esa oportunidad, reconociendo las dificultades de llegar desde el interior sin representante y destacando que la perseverancia y el sacrificio fueron claves para estar preparado cuando llegó el momento.
A lo largo de su carrera vistió numerosas camisetas, pero reconoció que Rosario Central fue un club que lo marcó profundamente. Señaló que el cariño de la gente es el fruto de muchos años de entrega y destacó que, gracias a Dios, en todos los clubes donde jugó fue tratado con respeto. Hoy comparte ese reconocimiento con su hija Mora, quien vive en Rosario y comienza a dimensionar la carrera de su padre.
Consultado sobre qué hinchada elegiría, Méndez fue claro: se siente agradecido a todos los clubes que le dieron trabajo, pero no ocultó su amor por Boca Juniors, club del que es hincha y con el que cumplió uno de sus grandes sueños. También recordó con emoción su paso por Olimpo, donde priorizó jugar antes que el dinero, y su experiencia en el fútbol europeo, cuando a los 19 años fue transferido a Suiza, una etapa que definió como dura por la soledad y la distancia familiar.
Uno de los momentos más conmovedores de la entrevista llegó al hablar de la muerte de su hermano, hecho que definió como un quiebre en su vida. Confesó que desde entonces dejó de disfrutar el fútbol y comenzó a pensar en el retiro, priorizando el tiempo con sus padres y hermanos. A esa pérdida se sumó, tiempo después, la muerte de su padre, a quien describió como su sostén, su ejemplo de humildad y sacrificio, y a quien extraña todos los días.
Actualmente, Jesús Méndez vive en los viñedos familiares y transita una etapa de reconstrucción personal. Reconoció que dejar el fútbol no es fácil después de 25 años de carrera, pero afirmó que hoy disfruta de las cosas simples y del día a día, mientras espera la posibilidad de vincularse laboralmente con el deporte desde otro rol, sin apresurarse.
Con una mirada crítica y reflexiva, aconsejó a los padres no imponer el fútbol como único camino a sus hijos, remarcando que es una disciplina dura y que la familia cumple un rol fundamental en la formación emocional. También destacó la importancia del psicólogo deportivo, una herramienta ausente en su época de juvenil.
Sobre el presente del fútbol argentino, Méndez expresó su preocupación por la falta de transparencia y las deficiencias estructurales, y pidió mejores condiciones para educar y formar a los jóvenes, no solo como futbolistas, sino también como personas.
Antes de despedirse, aseguró sentirse orgulloso de su recorrido y de aquel niño que soñaba en Rivadavia. “Los sueños se cumplen con sacrificio y esfuerzo”, resumió, dejando un mensaje humano y sincero que trascendió lo deportivo y convirtió la entrevista en uno de los momentos más fuertes del año para el ciclo.







































