En los primeros nueve meses de su gestión, Mansur ha mostrado un liderazgo marcado por la polémica, la austeridad y los recortes.

Desde el principio, justificó cada medida impopular argumentando que el municipio estaba sin dinero debido a la herencia recibida de la gestión anterior.

Despidos, reducción de horas de trabajo, eliminación de mayor dedicación a muchos empleados municipales, sueldos por debajo del indice de pobreza, aumento de sueldo para él y sus funcionarios públicos,  mas de un millon de pesos de diferencia entre su sueldo y el de los empleados categoria tres, recortes en áreas esenciales como deporte y cultura, y la cancelación de eventos tradicionales como el Festival Rivadavia Canta al País y la maratón más antigua de Mendoza, fueron solo algunas de las decisiones que afectaron profundamente a la comunidad.

Sin embargo, ahora ha surgido una propuesta que pone en duda todo ese discurso de austeridad. Se habla de la supuesta realización de un mega festival en Rivadavia, con tres locaciones distintas, escenarios separados para rock, pop latino y folclore, y la posible contratación de artistas de renombre como María Becerra, por una cifra que rondaría los 250 mil dólares, la posible contratación de El Chaqueño Palavexino, Soledad y hasta quizás Abel Pintos,  ¿Cómo es posible que, después de tanto recorte y restricción, ahora sí haya dinero para un evento de esta magnitud?

Es importante destacar que, de hacerse realidad este festival, podría ser un impulso significativo para la economía local y el turismo en la región. Un evento de tal envergadura seguramente atraerá visitantes, llenar lugares de hospedaje y restaurantes, y dará un respiro a muchos comerciantes que han sufrido durante los últimos tiempos. Pero este beneficio potencial no puede ocultar la evidente contradicción en el manejo de los recursos públicos.

Lo que genera indignación es el aparente doble discurso de la gestión Mansur. Por un lado, se justificaron los recortes y la falta de apoyo a la cultura y el deporte debido a una supuesta falta de fondos.

Por otro, se revela que el municipio tendría más de 4 mil millones de pesos en plazo fijo. Si este dinero existe, ¿por qué no se invirtió antes en las áreas que tanto lo necesitaban? ¿Por qué se dejaron de lado eventos que son parte del patrimonio cultural de Rivadavia? Y lo más inquietante, ¿cómo se justifica ahora una inversión multimillonaria en un festival cuando el lema de la gestión ha sido «no hay plata»?

Aquí es donde las dudas se profundizan: ¿Cuándo Mansur dice la verdad?

Entre tantas declaraciones donde culpó a la gestión anterior de dejar el municipio sin plata y con deudas, y viendo que a solo nueve meses de su mandato ya tiene más de 4 mil millones de pesos disponibles, es inevitable preguntarse si todo su discurso de recortes y austeridad no fue más que un teatro bien orquestado para generar una grieta entre la sociedad y el color político que gobernó antes que él.

Las preguntas se multiplican, y las respuestas siguen siendo insuficientes.

Si bien un festival de estas características podría traer beneficios, no se puede ignorar la falta de coherencia en las decisiones que han afectado directamente a los vecinos. Tener dinero en plazo fijo mientras se aplican recortes despierta dudas sobre las verdaderas prioridades de esta gestión.

La comunidad de Rivadavia merece transparencia y coherencia en el manejo de sus recursos. Es hora de que Mansur explique cómo piensa conciliar su discurso de austeridad con esta posible inversión multimillonaria. Porque cuando las palabras y las acciones no coinciden, la confianza de los ciudadanos se quiebra, y con ella, la legitimidad de quienes gobiernan.

Por:  FDA

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