Dolor de cabeza, fiebre elevada, dolor físico y naúseas eran algunos de los síntomas que sintió en un período de casi diez días Micaela Petralia (24) en su casa de Caballito. Lo primero con lo que asoció los síntomas fuer la enfermedad que atemoriza el mundo: el coronavirus. Sin embargo, sus resultados dieron postivo de dengue, una epidemia que parace haber sido silenciada por el COVID-19, pero que sigue avanzando como nunca.
En medio de la pandemia del coronavirus, las personas contagiadas por dengue se multiplican en todo el país y los casos sospechosos se contabilizan en 26.351, mientras que son 7862 casos los confirmados. El número de afectados en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó los 4.302 pacientes, de los cuales 2.134 fueron confirmados en laboratorio, según el último boletín epidemiológico semanal del pasado 3 de abril.
“Las dos cosas son importantes. Por más de que nos ocupe la cabeza en este momento la pandemia, el dengue es un tema muy serio, no tenemos que descuidarlo. En la Argentina estamos en época, por ende, hay que insistir en los cuidados, en el descacharreo, en fumigar, en cortar el pasto. Nadie puede decir, que esto es una elección de una enfermedad por sobre otra. De hecho, ha habido casos en los que se han sumado ambas enfermedades”, dijo a Infobae Lautaro De Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología.
Con respecto a la Ciudad de Buenos Aires, los barrios más afectados son los del sur porteño, los de la Comuna 8 (Villa Soldati y Lugano); la Comuna 4 (Parque Patricios, Barracas, La Boca y Pompeya); y la 10 (Floresta, Monte Castro, Versalles, Villa Luro). El mapa de actividad del mosquito Aedes aegypti tiene forma de L y se concentra tanto en zonas precarias y residenciales en las cercanías a la autopista General Paz, como Villa Devoto, Villa Urquiza o Saavedra.
De este modo con la lupa sobre los más de 1200 casos confirmados de coronavirus que se registran en el país, el dengue es otro enemigo silencioso que se suma al listado de preocupaciones sanitarias a los que la población debe estar atenta.
“Durante las pandemias está descripto que al poner el foco en la misma se corre el riesgo de desatender otras necesidades sanitarias. Respecto al dengue, un freno las medidas de prevención puede producir una exacerbación del brote, que es muy peligroso”, aseguró a este medio Romina Mauas, infectóloga y coordinadora médica de Helios Salud y miembro de la SADI.
Distinto a lo que le sucedió a Petralia, para Ana C. de Parque Patricios, los síntomas fueron leves, lo más difícil fue conseguir un diagnóstico y que se tomen las medidas correspondientes: “Llamé al 107 y me dijeron que espere en mi casa o que me acerque a una guardia de un hospital. Le tuve que pedir a un conocido que haga la denuncia al 147 para que todos mis vecinos esté alertas, pero no recibimos respuesta ya que estaban enfocados en todo el tema del coronavirus”.
“Con todo este tema del coronavirus tan latente, el tema del dengue quedó desplazado. Y es terrible porque son mil los síntomas los que padecés, desde desmayos a fiebre muy elevada o no poder caminar”, comentó a Infobae Petralia, que hoy se encuentra en pleno tratamiento.
El tratamiento por dengue sólo ataca a los síntomas. Es una enfermedad larga y dolorosa. Por eso en algunos lugares la llaman “fiebre rompehuesos”. Los síntomas que presenta el dengue, según el Ministerio de Salud, son fiebre acompañada de dolor detrás de los ojos, dolor de cabeza, muscular y de articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso, aparición de manchas en la piel, picazón y/o sangrado de nariz y encías. Según informan, ante este cuadro se debe acudir al médico para recibir el tratamiento adecuado. Desde la cartera de Salud aclaran como muy importante no automedicarse, no tomar aspirinas, ibuprofeno y/o inyecciones intramusculares.
«Debemos estar muy alertas frente a la sospecha clínica, ya que el caso sospechoso de dengue es una gripe sin síntomas respiratorios, es decir, la persona experimenta dolores de cabeza, astenia, cansancio, dolores articulares, entre otros factores”, dijo a Infobae la médica infectóloga Ángela Gentile.
Hoy con un panorama más favorable, Petralia se prepara para afrontar los efectos adversos producto de la baja de defensas que sufrió por la picadura y de a poco espera poder levantarse de la cama sin sentir dolor ni mareos: “Por suerte estoy bien y fue un gran susto. Es importante prevenir eliminando todo tipo de recipientes que puedan alojar estos mosquitos, usar repelente y dejar de pensar ‘nunca me va a tocar, porque sí, nadie es inmune”.
“Estamos en una pandemia y creo que es un buen momento para reflexionar y aprovechar la ocasión para entender que hay una epidemia en plena pandemia y que no es una cuestión individual, ya que si yo me cuido pero el del al lado sin saber tiene un criadero no tiene ningún sentido”, enfatizó Ana R.
Cómo se transmite la enfermedad
El mosquito hembra del género Aedes aegypti es el principal vector del virus del dengue. Se lo reconoce fácilmente por la presencia de manchas o lunares blancos en sus patas negras.
El mosquito se infecta con el virus al succionar sangre de una persona enferma. En el interior de su intestino el virus se replica y luego se extiende hasta las glándulas salivales en un período de entre 8 y 12 días. Posteriormente, al picar a un humano susceptible, transmite la infección. Cabe destacar que el mosquito permanece con la capacidad de infectar por el resto de su vida y puede picar a varias personas.
La persona con dengue sólo puede infectar al mosquito durante la etapa febril o virémica (es decir, cuando los virus circulan en la sangre), por eso es importante que mientras el paciente tenga fiebre, evite ser picado por mosquitos. Los virus circulan en la sangre de la persona desde un día antes y hasta 5 a 6 días posteriores a la aparición de la fiebre.
Con respecto a la prevención, no existen vacunas para el dengue ni medicamentos que lo curen. La medida más importante de prevención es la eliminación de todos los criaderos de mosquitos, es decir, de todos los recipientes que contengan agua tanto en el interior de las casas como en sus alrededores.
Muchos de los recipientes donde el mosquito se cría no son de utilidad (latas, botellas, neumáticos, trozos de plástico y lona, bidones cortados). Estos recipientes deben ser eliminados. Si los recipientes no pueden eliminarse porque se usan de modo frecuente, debe evitarse que acumulen agua, dándolos vuelta, como en el caso de los baldes, palanganas o tambores, o vaciándolos con frecuencia, en el caso por ejemplo de los portamacetas y bebederos.
¿Qué recomiendan las autoridades? Combatir al Aedes aegypti, vector que transmite esta enfermedad. A su vez especificaron que los esfuerzos de control de las enfermedades transmitidas por estos mosquitos se basan en la reducción de sus lugares de cría y no de los insecticidas aplicados. Para una mayor eficacia de las medidas de control, se requiere de la integración de las tareas domiciliarias de “descacharrado” que puedan desarrollar las personas en sus viviendas, los operativos de eliminación de los criaderos de Aedes aegypti y los servicios de manejo de residuos sólidos urbanos para su adecuada disposición final. No hay vacunas disponibles contra esta enfermedad, como sucede con el coronavirus COVID-19.
“Mi deseo es que circule más información del tema ya que hay muchas personas que no tienen idea de cómo actuar ante los primeros síntomas, a quién se debe notificar y por qué es tan importante avisar a los vecinos y hoy las propagandas no son suficientes. No olvidemos que además de la pandemia, estamos en plena epidemia”, concluyó Ana R.