La sala estaba llena de emoción y expectativa mientras las hermanas Quiroga, Lis y Emilia, nos contaban sus vivencias más recientes en una entrevista que se sintió como una celebración. Estos dos nombres, que resonaban con orgullo en cada rincón de Rivadavia, ahora tienen un nuevo significado: ¡jugadoras de la selección nacional de rugby!
La charla comenzó con un reflejo de sus sentimientos tras ser convocadas a representar al país. “Fue un sueño”, comentó Lis con una sonrisa que no podía ocultar. La experiencia de compartir espacio con sus ídolos y entrenar en el mítico Casa Pumas fue, para ellas, una aventura increíblemente enriquecedora. “Era como estar en un mundo aparte,” dijo Emilia, mientras Lis asentía con un brillo en los ojos.
La entrevista se tornó aún más emotiva cuando hablaron de sus ídolos y el impacto que tuvieron en su formación. Emilia, por ejemplo, no escondió su admiración por Paula Pedrozo, la capitana del equipo, quien para ella representa la excelencia en el rugby femenino. “Verla jugar es como mirar a una máquina en acción,” expresó con admiración. Lis también compartió su fascinación por Virginia Brígido, otra estrella del rugby, destacando el valor de aprender de las mejores.
El diálogo se trasladó a la comparación entre el rugby argentino y el nivel mundial. Las hermanas destacaron cómo Argentina ha escalado de un puesto 53 a un puesto 13 en el ranking mundial en un año, un avance impresionante que nos llena de esperanza. “Queremos alcanzar el nivel de las australianas, que tienen un rugby femenino desde la cuna,” señalaron con determinación.
El orgullo de ser de Rivadavia y la conexión con su club fue un tema recurrente. “Somos tres mendocinas en el seleccionado y eso nos llena de orgullo,” afirmó Lis. La charla también abordó el sacrificio y el esfuerzo necesario para llegar hasta allí. “El rugby no es caro, el club siempre nos apoya,” aseguraron, desmitificando la idea de que el rugby es un deporte inaccesible.
El amor por el deporte y la pasión que transmiten Lis y Emilia es palpable. A pesar de los desafíos y el nivel competitivo, ellas siguen adelante con la mirada puesta en futuros objetivos como los ODESUR. “Queremos seguir creciendo y que el rugby femenino siga avanzando,” concluyó Emilia.
El mensaje final fue claro y alentador: “El rugby te enseña a ser fuerte, a superar desafíos y a ser parte de un equipo.” Y con esa energía, Lis y Emilia nos dejaron con la certeza de que el rugby, con todas sus enseñanzas y emociones, sigue siendo un camino lleno de promesas y sueños.
¡Comenta abajo cuál es tu experiencia con el rugby o qué opinas sobre la evolución del deporte femenino!
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