Lo que comenzó como una protesta pacífica de jubilados, acompañados por organizaciones sociales, gremiales e hinchadas de fútbol, terminó en una jornada de extrema violencia en las inmediaciones del Congreso de la Nación. Con un fuerte operativo de seguridad desplegado por la Policía Federal, la Gendarmería y la Policía de la Ciudad, la tensión escaló rápidamente, dejando un saldo de más de 150 detenidos y decenas de heridos, incluidos manifestantes y efectivos de seguridad.

UNA TENSIÓN CRECIENTE QUE ESTALLÓ EN CAOS

 

Desde temprano, las calles alrededor del Congreso comenzaron a llenarse de manifestantes que reclamaban contra las políticas del Gobierno. A medida que la concentración crecía, los primeros forcejeos con las fuerzas de seguridad anticipaban lo que se convertiría en un verdadero enfrentamiento abierto. El carro hidrante policial, que en un principio buscaba dispersar la protesta, se convirtió en un símbolo de la escalada del conflicto.

 

La tensión alcanzó su punto máximo cuando los manifestantes arrojaron piedras y prendieron fuego contenedores de basura, mientras que los efectivos respondieron con gases lacrimógenos, balas de goma y camiones hidrantes. Lo que debía ser una manifestación se transformó en una batalla campal en pleno centro porteño.

DETENIDOS, HERIDOS Y UN POLICÍA LASTIMADO

 

El Ministerio de Seguridad confirmó que hubo al menos 150 detenidos durante los disturbios, entre ellos un dirigente de ATE. Además, se registraron varios heridos, incluyendo un caso de gravedad que fue trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía.

 

Entre las fuerzas de seguridad también hubo lesionados, aunque la ministra Patricia Bullrich aclaró que no se registraron heridas de gravedad entre los efectivos.

UN PROTOCOLO ANTIPIQUETES CUESTIONADO

 

El operativo de seguridad, implementado bajo la política de «tolerancia cero» impulsada por Bullrich, no logró evitar el colapso del tránsito en el centro porteño. Avenidas clave como Callao y Rivadavia quedaron completamente bloqueadas, y las propias fuerzas de seguridad cortaron calles en un intento de controlar la situación.

 

El enfrentamiento prolongado dejó una imagen de caos absoluto: autos incendiados, gases en el aire y corridas desesperadas marcaron una jornada para el olvido.

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